Matilda se levantó muy temprano el domingo por la mañana y le dijo a su mamá: “Tenemos que armar un rincón de Jesús”. Su mamá había estado lidiando con las preocupaciones del trabajo y la epidemia, sintiendo que estaba llegado a los límites de lo que podía aguantar — como muchos de nosotros en estos momentos. Y sintió que Dios con las palabras de Matilda le había enviado una señal.
Cuando su mamá le preguntó, qué iban a poner en el ‘Rincón de Jesús’, Matilda le respondió: “Todo lo que nos acerca a Jesús”. La mamá, entonces, puso una mesita en el living de la casa, y le pidió a cada uno de sus hijos que trajera algo para el rincón de Jesús. Así aparecieron los cirios bautismales de los niños, el cirio que le habían regalado para el matrimonio, una cruz, un corazón de género y otros símbolos. Finalmente fueron al jardín a buscar unas flores y con ellas adornaron la mesa. En la noche, Julián, el hermano mayor de Matilda propuso que hicieran todos juntos una oración, y que él había encontrado la oración perfecta: “Querido Señor, tú sabes lo que está pasando. Te pido que me ayudes a mí y a mi familia en medio de esta situación. Guíanos y protégenos. Gracias porque sé que tú nos amas y quieres que estemos bien. Dejo todo en tus manos. En tu nombre. Amén.” Así todos sintieron que Dios había estado cerca de ellos, que Dios había tejido sus redes y les había dado lo que necesitaban, que les había infundido paz y tranquilidad, que los había cuidado. [Historia facilitada por Irene Körte, Comunidad de Villarrica
Hoy al encontrarnos en Semana Santa, muchos de nosotros echamos de menos el ir a la iglesia, y realizamos con nostalgia que este año no podremos celebrar la Santa Cena en Jueves Santo, que no podremos conmemorar la muerte de Jesús el día Viernes y que no podremos celebrar en Comunidad la Resurrección de Jesús. Sin embargo, eso no significa que estemos lejos de Dios.
Desde la tradición Luterana, nos sostienen dos pilares fundamentales en este tiempo:
Por un lado, creemos en el sacerdocio universal, es decir, que cada uno de nosotros puede dirigirse directamente a Dios y a Jesús en la oración, que puede interpretar la palabra de Dios y celebrar un Culto.
Por otro lado, es la palabra de Dios la que hace santo el lugar en el que celebramos el Culto, es decir, no es obligatorio celebrar el Culto en la iglesia, también podemos celebrarlo en la casa o en el lugar que queramos.
Por esta razón, la historia del “Rinconcito de Jesús” es tan significativa! Esta historia nos invita como familia a hacer nuestro propio altar y a celebrar nuestro propios Cultos en la Semana Santa.
En Semana Santa nos podemos tomar un tiempo para celebrar un pequeño Culto en casa. Para ello podemos confeccionar también un pequeño altar, un Rincón para Jesús. Podemos poner los símbolos que han sido significativos para nosotros. Y dejar un espacio para poner un símbolo especial para cada día importante de la semana santa.
El Jueves Santo fue un día lleno de emociones para Jesús y para sus discípulos. Jesús sabía que esa iba a ser la última noche que podría compartir con sus amigos, antes que lo apresaran y tuviera que separarse de ellos. Era un momento de recordar todo lo que habían vivido juntos y de celebrar la comunión.
LECTURAS BÍBILICAS: Lucas 22,14-23 – Jesús comparte la cena (también con su traidor) 1 Corintios 11,23-26 — Palabras de institución de la Santa Cena; Juan 13,1-16 — El lavamiento de pies.
LA CENA DEL AGAPE: Por eso Jesús celebró con ellos la fiesta de la Pascua, el momento en que Dios le permitió a su pueblo partir a la tierra prometida. Y lo hizo con el pan y el vino, con los alimentos que en ese tiempo se compartían todos los días. Y él les dijo que cada vez que compartieran esta cena, Jesús estaría con ellos. En los tiempos del Apóstol Pablo la comunidad se reunía para la cena que llamaron Agape, palabra griega que significa “amor”, es decir se reunían para celebrar en la cena el amor de Dios entre las personas. También nosotros podemos hoy hacer esta cena en el nombre de Jesús. Podemos poner sobre el altar una copa y un pan. Podemos hacer una oración, podemos leer las palabras que Jesús dijo en esos momentos, y compartir pan y algo para beber, agua, jugo, vino. Y podemos agradecer a Dios por el amor que Jesús nos enseñó.
EL LAVAMIENTO DE PIES: Según el Evangelio de Juan, cuando Jesús se reunió con sus discípulos esa noche, también les dejó otra enseñanza: Jesús le lavó los pies a sus discípulos. De esta manera Jesús quiso mostrar a los discípulos que la Comunión, el compartir el amor con los demás, se expresa concretamente a través de la humildad y del cuidado del otro. Quien quiera guiar a los demás, debe aprender a servir. También podemos hacer esto en nuestros hogares para recordar el Jueves Santo, el momento en que Jesús se despide de sus amigos.
El símbolo que podemos poner bajo el altar es una fuente con agua y una toalla, y también hacer el lavamiento de pies entre nosotros.
El Viernes Santo es el día más doloroso y triste de la vida de Jesús. En la noche todavía, Jesús es aprehendido en el jardín de Getsemané, es llevado a comparecer frente a las autoridades religiosas y seculares. Mientras que el Gobernador Poncio Pilato cuestiona a los sacerdotes y no entiende por qué debe castigar a Jesús, el Pueblo pronuncia la sentencia definitiva: “¡Crucifícalo!”. Jesús es maltratado por los soldados, ridiculizado con la túnica y la corona de espinas, llevado a empujones por la ciudad al cerro de la calavera y finalmente colgado en la cruz. También podemos poner símbolos relacionados con este día en un lugar de nuestro altar. Al ponerlos podemos hacer una pequeña reflexión al respecto.
LECTURAS BÍBILICAS: Juan capítulos 18 al 19 — El Juicio y la crucifixión de Jesús.
EL JUICIO: Como elementos que recuerdan el juicio de Jesús, se puede poner un martillo de juez o bien una balanza. Este símbolo nos recuerda cuán rápido emitimos juicios sobre otras personas, sin pensar en las consecuencias.
LA CRUZ: La cruz simboliza por un lado, la crueldad del ser humano. Por otro lado, la cruz muestra la entrega de Jesús, su valentía y su infinito amor que lo lleva a dar el bien más preciado, la propia vida por los demás. Sin embargo, cuando la cruz está vacía, cuando no muestra a Jesús crucificado, también se puede transformar en un símbolo de esperanza: Jesús ya no está en la cruz, Jesús ha resucitado! Pueden poner una cruz en su altar y colocarle anotado en hojitas todo lo que quieren que muere en la cruz junto con Jesús. Pueden ser cosas que le quieren confesar y/o cambiar en su vida.
LA OSCURIDAD Y EL VACÍO: Muchas veces cuando conmemoramos el Viernes Santo en la Iglesia, apagamos la mayoría de las luces del templo. Con la oscuridad recordamos la aflicción de Jesús y su partida. Pues sin Jesús estamos como a oscuras. Por otro lado, generalmente, al terminar el Culto, se sacan las cosas del altar: la Biblia, la Cruz, las velas. Ese vacío refleja lo que sintieron los discípulos cuando Jesús murió: un gran. Vacío en sus vidas, la pérdida de la esperanza. Ahora bien, quizás no es necesario en nuestros hogares despojar el altar, pues para los niños esto puede resultar muy duro y difícil de comprender. Una opción es cubrir todo con un paño, para simbolizar la partida de Jesús. O simplemente se puede apagar las velas del altar.
El Sábado Santo es el día en que Jesús estuvo en la tumba. Generalmente este día se caracteriza por mucho silencio, por la ausencia de festividades, por la seriedad de las personas. Generalmente en este día no se celebran Cultos en nuestras iglesias. Es un día de meditación personal.
Quizás esto se puede expresar en familia simplemente buscando más silencio, más tranquilidad, comiendo cosas muy sencillas.
LECTURAS BÍBLICAS: Mateo 27,57-66 — Colocan a Jesús en la Tumba y los sacerdotes mandan a colocar soldados para vigilar la tumba.
LA TUMBA: Algunas personas, si lo desean pueden construir con piedras o con greda algo que recuerde la tumba cerrada de Jesús, y colocarla bajo el altar.
COMUNIÓN
Con la alegría del Domingo de Pascua culmina la Semana Santa. Esta alegría comienza ya en la madrugada, cuando Jesús resucita y sale de la tumba, dejándola vacía. Por eso, la luz del sol que se asoma en la mañana, ahuyentando la oscuridad de la noche. En muchas iglesias, se celebra el Culto de Pascua muy temprano en la mañana. La gente llega a la iglesia cuando todavía está oscuro, se entra al templo con una velita en la mano, y mientras se celebra el Culto, va amaneciendo. Muchas veces se lee en el Culto las historias de cuando las discípulas y los discípulos de Jesús van a la tumba y la encuentran vacía, de cómo se asustan al principio, pero después se dan cuenta que Jesús ha verdaderamente resucitado. Al terminar el Culto se comparte un “Desayuno Pascual” junto a toda la Comunidad.
LECTURAS BÍBILICAS: Mateo 28,1-15 — La Resurrección de Jesús.
LA LUZ: Al encender el cirio pascual, se ilumina la noche. Al encender una luz en la oscuridad, siempre nos sentimos más seguros, nos ayuda a disipar el miedo. Así también la Resurrección de Cristo ayudó a los discípulos superar el dolor y la tristeza, a vencer el temor, a disipar la parálisis, a llenarse de alegría y a recuperar las fuerzas. Al celebrar la Resurrección en casa, podemos también encender una vela en la oscuridad. Si tienen, pueden encender las velas de bautismo de ustedes de sus hijos para recordar que la nueva vida que tenemos en el bautismo es dada por la resurrección de Jesús.
LA TUMBA ABIERTA: Si se ha hecho un pequeño símbolo con la imagen de la tumba, se puede ahora abrir.
LA COMUNIÓN: Para celebrar la Pascua en familia, también se podría hacer un desayuno especial, poner la mesa de una forma bonita, hacer huevos a la copa y adornarlos con algo, compartir huevos de chocolate, etc.