Entre los días 13 y 19 de septiembre, la ciudad de Cracovia (Polonia) se convirtió en huésped de la 13ª Asamblea General de la Federación Luterana Mundial (FLM), la instancia más importante de esta institución. Allí, más de mil representantes de Latinoamérica, Norteamérica, Europa, África y Asia compartieron y discutieron sobre importantes temas que atañen a los luteranos de todo el mundo.
En este destacado encuentro también fue elegido el nuevo presidente de la FLM, el obispo Henrik Stubkjær, proveniente de Dinamarca, quien tendrá la tarea de guiar a la comunión mundial de iglesias en los próximos años. Además, el órgano eligió a los 48 nuevos miembros de su Consejo entre las distintas regiones que fueron representadas durante la Asamblea.
Nuestra Iglesia Luterana en Chile (ILCh) también participó de esta importante instancia durante los siete días de actividades, contando con la presencia de Alexis Salgado (nuestro obispo), Felipe Sepúlveda (miembro asesor del Consejo de la FLM), Karl Michael (vicario de nuestra Iglesia) y Francisco Gómez (asistente o “steward” de la Asamblea).
Entre las actividades destacadas a las que asistieron se encuentran distintos plenarios, cultos en Cracovia y otras ciudades, trabajos en grupo, actividades de asistencia en la misma asamblea y una visita al ex campo de concentración de Auschwitz.
A continuación, en este reportaje detallamos las experiencias y sensaciones de cada uno de los participantes.
Las experiencias que uno saca son muchas, porque siempre se habla de la Iglesia Luterana a nivel mundial. Sin embargo, uno está frente a frente a otras iglesias, de las que pocas veces uno toma conciencia que existen, y que son bastante grandes. Nosotros obviamente somos una iglesia que tiene su valor dentro del concierto de la familia luterana y por lo tanto uno se siente también muy incorporado dentro de todo el quehacer.
Nuestra ILCh es una iglesia que, si bien es cierto es pequeña, tiene su espacio dentro de la Federación Luterana Mundial. En este sentido es tremendamente importante que ocupemos ese espacio, porque si no simplemente somos inexistentes para muchos, y así tenemos la oportunidad de conocer a personas de distintos lugares del mundo y con prácticas cristianas diferentes, pero unidos bajo una misma fe.
Es importante saber que lo que nos pasa a nosotros en Chile les pasa a muchas otras iglesias, y muchas veces tenemos problemas bastante menores en comparación a otras comunidades del mundo. Por ello es valioso escucharnos y apoyarnos en estos temas difíciles, manteniendo así estos lazos que nos enriquecen mucho por medio de la Palabra de Dios, la cual guía nuestro caminar juntos.
En mi caso asistí como presentador de la Jarmark (“feria” en polaco) de la Asamblea, en la que presentamos oficialmente nuestro libro “Journey from the Crossroads”. En esta publicación, pudimos darle voz a los estudiantes de teología de todo el mundo, quienes narran sus experiencias y sobre su propia forma de aplicarla, todo ello con un foco especialmente personal en términos de fe y visión del mundo.
Estudiar teología también involucra pasar por un proceso de cambio en el que hay interpelaciones personales, además de conflictos siendo interesante cómo es que éstos se desarrollan. Si bien estas experiencias pueden ser distintas entre personas, eso no quita que estudiar teología sea algo especial en términos humanos, de cuestionamientos, de inseguridad, de interpelación y de tomar pasos con valentía.
Yo creo que lo que más me llevo es la creación de vínculos con otras personas, con otras iglesias, con representantes, además del poder conversar y conocer otras realidades de otros contextos muy diferentes al nuestro. Yo creo que esa parte más humana que sucede en la asamblea es muy bonita, ya que es especial que uno pueda encontrarse con otros luteranos de otras partes del mundo y finalmente darle un rostro a la federación.
Desde 2018 hasta el 19 de septiembre de este año, serví como miembro asesor del Consejo de la FLM, órgano encargado de gobernar la federación, crear e implementar sus estrategias y recibiendo los distintos reportes de las comunidades. Para la mayoría de nosotros fue un tiempo provechoso, y durante la Asamblea misma también pudimos dar opiniones y ayudar mediante consejos, si bien no somos los protagonistas de la instancia.
Cumplí con este servicio a cabalidad y con mucha alegría, el cual es completamente voluntario, para el cual tuve que disponer de 21 días de vacaciones en mi trabajo para cumplir con todos los requerimientos -incluso aquellos que tuve en la Preasamblea en Colombia este año-. A veces la gente lo ve a uno en fotos durante viajes a otras partes del mundo por sus tareas, pero uno realmente no dispone de tiempo libre, ya que las reuniones de la FLM en todo el mundo son efectivas, eficientes y exhaustivas.
Fue un gusto haber participado de este tiempo de servicio a la federación y haber conocido a tantas pastoras y pastores de la región, además de miembros laicos que se preocupan del servicio de sus iglesias y que quieren trabajar orgullosamente. Además, logramos avanzar enormemente en materia de comunicaciones durante estos años en las distintas regiones, e incluso contamos ahora con un pastor encargado de esa área en nuestra región, por lo que pudimos crear vínculos entre ciertas iglesias en las que queremos seguir trabajando estos temas.
En esta oportunidad pude asistir como parte de los stewards (mayordomos o ayudantes en inglés), un grupo de voluntarios integrado personas todas las regiones de la FLM que estuvieron encargadas de distintas tareas de apoyo al interior de la Asamblea. En mi caso, formé parte del equipo de plenario -una de las principales reuniones diarias de la instancia-, estando encargado de que todos los representantes tuvieran su asiento, dispositivos de traducción y votación, y sus respectivos documentos.
Yo diría que me tocó el mejor equipo, y no sólo por los chicos con los que trabajé, sino porque estar en el plenario te da acceso a todas las conversaciones que hay durante la asamblea, las discusiones y el simple hecho de compartir con gran variedad de gente. Ser steward definitivamente es una buena forma de servir y representar a tu comunidad como joven, además de familiarizarse con el trabajo de la federación.
Las tres prioridades de la juventud de la Federación Luterana Mundial que salieron elegidas fueron: Liderazgo juvenil y Participación; Comunidades justas e Enclusivas; y Sustentabilidad y Emprendimiento. Las dos primeras surgieron en la preasamblea de jóvenes en la que participé este año en Colombia, lo cual es tremendo porque nos sentimos escuchados, demostrando que nuestro trabajo no fue en vano y que son temas que se tendrán que discutir a nivel regional y en nuestra propia Iglesia Luterana en Chile.