Culto de Pentecostés – 31 de mayo
Estudiante de Teología Karl Michael, Comunidad de Santiago
Sugerimos de manera especial para esta celebración en casa tener una vela (si ya la utiliza, le recomendamos adquirir una más) , ya que propondremos un rito especial de Pentecostés al final de esta liturgia . Recomendamos encender esta vela al momento de comenzar la celebración, aunque si esto no es posible ésta puede ser encendida en el momento específico a ser usada, lo cual será señalado correspondientemente.
También hacemos la sugerencia de usar algún paramento o tela de color rojo (color litúrgico en el día de Pentecostés) si es que dispone de algún espacio para esta celebración.
Saludo e invocación:
“Pero cuando venga sobre ustedes el Espíritu Santo recibirán poder, y serán mis testigos en Jerusalén, en Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.” (Hechos 1.8)
Queridos hermanos, queridas hermanas, les saludo con estas palabras de Hechos 1.8 en este domingo de Pentecostés, domingo que es el aniversario de la Iglesia y en el cual celebramos la presencia del Espíritu Santo en medio nuestro. Tal vez nos recordemos en este día de las últimas veces en que participamos de un culto de Pentecostés. Probablemente se trataba de un momento especial, en el cual compartimos con otras personas de la comunidad, vimos más rostros de lo usual, hubo alguna dinámica o símbolo que nos llamó la atención en el culto, o tuvimos un lindo almuerzo comunitario. Sabemos también que por el contexto en que nos encontramos nos vemos imposibilitados de celebrar Pentecostés de esta forma . Pero aún así creemos que el Espíritu de Vida, el mismo Espíritu al cual se refiere Jesús en el pasaje de Hechos, nos hace sentirnos unidos y conectados el uno con el otro.
Es así, que creyendo en estas palabras nos reunimos en nombre de Dios, que nos ama; en nombre de Jesucristo, que vino para salvarnos; y en nombre del Espíritu Santo, que nos invita a vivir en comunión. Amén.
Salmo del día:
Y en la alegría de saber que el Espíritu de Dios está junto a nosotros es que leemos el Salmo del día de hoy:
Salmo 118.24-29
Este es el día en que el Señor actuó;
regocijémonos y alegrémonos en él.
Señor, ¡danos la salvación!
Señor, ¡concédenos la victoria!
Bendito el que viene en el nombre del Señor.
Desde la casa del Señor los bendecimos.
El Señor es Dios y nos ilumina.
Únanse a la procesión portando ramas en la mano
hasta los cuernos del altar.[b]
Tú eres mi Dios, por eso te doy gracias;
tú eres mi Dios, por eso te exalto.
Den gracias al Señor, porque él es bueno;
su gran amor perdura para siempre.
Amén.
Confesión
Por estar reunidos en la presencia del Señor, reconocemos y confesamos humildemente nuestras debilidades, limitaciones, imperfecciones – nuestros pecados. Inicialmente podemos quedarnos en silencio para que cada uno realice su confesión personal.
(Silencio)
Señor, gracias por cumplir tu promesa de enviarnos tu Espíritu. Espíritu que nos da el valor de confesarnos, de ser sinceros contigo y con nosotros mismos. Así confesamos que muchas veces nuestro amor no se muestra totalmente, que nuestro testimonio no siempre tiene vigor y que nuestra vida no refleja el infinito amor que has demostrado con nosotros. La comunión entre nosotros deja mucho que desear. Damos atención a tantas palabras, menos a tu Palabra de amor. Por todos nuestros pecados, perdónanos, Señor, y concedenos la gracia de un nuevo comienzo. Amén.
Así, sabiendo que somos perdonados, cantamos:
♪ Señor, ten piedad – n°183
En paz oremos al Señor : Señor, ten piedad.
Por la paz y nuestra salvación: Señor, ten piedad.
Por la iglesia del Señor y su unidad: Señor, ten piedad.
Por la paz del mundo entero y por el bienestar de la iglesia de Dios: Señor, ten piedad.
Por este lugar y todos los que alaban a Dios: Señor, ten piedad.
Ayuda, protege y guárdanos, oh Señor. Amén.
Oración del día
Amado Dios, Tú que enviaste el Espíritu Santo a los discípulos, dándoles valentía para llevar el mensaje de Cristo a todos los lugares, iluminando vidas, creando la primera comunidad cristiana, te pedimos: concedenos constantemente el vigor y el poder de este Espíritu, para que podamos ser luz y anunciar tu voluntad. Ilumina nuestro corazón y nuestra mente para que reconozcamos tu Palabra orientadora. Esto te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo, que contigo y con el Espíritu Santo vive y reina eternamente. Amén.
Lectura
La lectura que nos acompaña el día de hoy se encuentra en el libro de Hechos 2.1-21 (NVI):
1Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. 2 De repente, vino del cielo un ruido como el de una violenta ráfaga de viento y llenó toda la casa donde estaban reunidos. 3 Se les aparecieron entonces unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos. 4Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en diferentes lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse.
5 Estaban de visita en Jerusalén judíos piadosos, procedentes de todas las naciones de la tierra. 6 Al oír aquel bullicio, se agolparon y quedaron todos pasmados porque cada uno los escuchaba hablar en su propio idioma. 7Desconcertados y maravillados, decían: «¿No son galileos todos estos que están hablando? 8¿Cómo es que cada uno de nosotros los oye hablar en su lengua materna? 9 Partos, medos y elamitas; habitantes de Mesopotamia, de Judea y de Capadocia, del Ponto y de Asia, 10 de Frigia y de Panfilia, de Egipto y de las regiones de Libia cercanas a Cirene; visitantes llegados de Roma;11 judíos y prosélitos; cretenses y árabes: ¡todos por igual los oímos proclamar en nuestra propia lengua las maravillas de Dios!»
12Desconcertados y perplejos, se preguntaban: «¿Qué quiere decir esto?» 13Otros se burlaban y decían: «Lo que pasa es que están borrachos».
14 Entonces Pedro, con los once, se puso de pie y dijo a voz en cuello: «Compatriotas judíos y todos ustedes que están en Jerusalén, déjenme explicarles lo que sucede; presten atención a lo que les voy a decir. 15Estos no están borrachos, como suponen ustedes. ¡Apenas son las nueve de la mañana![a] 16 En realidad lo que pasa es lo que anunció el profeta Joel:17» “Sucederá que en los últimos días —dice Dios—, derramaré mi Espíritu sobre todo el género humano. Los hijos y las hijas de ustedes profetizarán, tendrán visiones los jóvenes y sueños los ancianos. 18En esos días derramaré mi Espíritu aun sobre mis siervos y mis siervas, y profetizarán. 19Arriba en el cielo y abajo en la tierra mostraré prodigios: sangre, fuego y nubes de humo.
20 El sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre antes que llegue el día del Señor,
día grande y esplendoroso. 21Y todo el que invoque el nombre del Señor será salvo”.[b]
Canto
Inspirados en el Espíritu de Dios que es soplo de vida y se manifiesta de formas inesperadas, cantamos:
♪ Soplo de Dios viviente – N°368
1) Soplo de Dios viviente
que en el principio cubriste el agua,
Soplo de Dios viviente
que fecundaste la creación:
Estribillo
Ven hoy a nuestras almas,
infúndenos tus dones;
Soplo de Dios viviente,
oh Santo Espíritu del Señor.
2) Soplo de Dios viviente
por quien el Hijo se hizo hombre,
Soplo de Dios viviente
que renovaste la creación
Estribillo
3) Soplo de Dios viviente
por quien nacemos en el bautismo,
Soplo de Dios viviente
que consagraste la creación:
Estribillo
Reflexión
“¡Y todos los escuchamos hablar en nuestra lengua acerca de las maravillas de Dios!”, así exclamó la multitud al presenciar lo que sucedía en el día de Pentecostés.
Pentecostés, antigua fiesta judía que celebra en gratitud los frutos de la cosecha, parece, según nuestro relato, haber intensificado ese sentimiento de alegría con la llegada del Espíritu de Dios. Espíritu que en hebreo se dice ruaj y en griego pneuma y que dentro de sus múltiples acepciones quiere decir viento, soplo, aliento. Por lo tanto el Espíritu se entiende como aquello que se encuentra en movimiento y en constante transformación sin dejar indiferente a quien es tocado por él. Así, vemos en el relato de Hechos como los discípulos fueron llenos del Espíritu Santo estando dentro de casa y cómo ese poder del Espíritu se hizo visible hacia afuera, a otras personas.
En ese sentido, el hablar en lenguas que menciona Lucas -una demostración del Espíritu-puede ser interpretado como alabanza y gratitud a Dios, como una manera de manifestar alegría hacia Dios por todo lo que somos y lo que hay. Si nos aventuramos, podemos decir que el lenguaje de la gratitud se transforma en el lenguaje universal, el cual partos, medos, elamitas y los que habitan en Mesopotamia, Judea, Capadocia y en los otros lugares del mundo conocido, también logran comprender.
¡Hay gratitud por poder escuchar las maravillas de Dios! ¿Y qué podemos decir de ese escuchar? Escuchar, oír, tienen profunda relación con el dejar algo o alguien aparecer. Pensemos, por ejemplo, cuando estamos escuchando a alguien con atención, cuando un amigo o amiga nos está relatando alguna situación importante de su vida. Muchas veces en estos momentos vienen prejuicios y pensamientos que intentan dar validad o no a lo que esa persona nos está contando. “¿Pero por qué no hiciste esto o aquello?”, “¡Yo habría actuado diferente!”, “No entiendo tu reacción”, son frases que pueden aparecer en nuestra cabeza. Frases que tienen relación con nuestras propias experiencias y vivencias, con nuestras propias verdades. Sin embargo, cuando realmente estamos dispuestos a escuchar a ese otro, estamos aventurándonos a dejar de lado un poco de nosotros mismos y a dejar aparecer a esa otra persona en nuestra vida, dejarla aparecer con su propio relato, experiencia y verdad. ¡Y cómo podemos sorprendernos de lo que puede surgir a partir de ahí!
La sorpresa de la multitud al ver a los discípulos llenos del Espíritu de Dios nos recuerda a ese maravillarse, al dejar aparecer lo inesperado. Como dice Jesús en Juan 3.8: “El viento sopla por donde quiere, y lo oyes silbar, aunque ignoras de dónde viene y a dónde va. Lo mismo pasa con todo el que nace del Espíritu.” Por lo tanto, el vivir en el Espíritu, que es movimiento, soplo, dinamismo, tiene que ver también con el arriesgarse. Sí, porque arriesgarse implica que lo desconocido se haga parte de nuestras vidas, aquello sobre lo cual no tenemos control ni poder. Es dejar que lo inesperado, en todas sus formas y de la misma manera en que el Espíritu lo hizo en la casa de los discípulos, se haga presente en nosotros.
Pero, ¿Cómo escuchar hablar sobre las maravillas de Dios cuando estamos en un actual contexto de crisis? Sin duda, que este último tiempo ha estado marcado por la incertidumbre. No sabemos que va a pasar en las próximas semanas y meses. Existen previsiones, números y estadísticas que nos dan algunas pistas, pero aún así desconocemos lo que está por venir. Tampoco podemos negar el sufrimiento que todo este contexto ha generado a familias y sociedades enteras. Entonces, ¿Desde dónde podemos escuchar sobre las maravillas de Dios? A pesar de todo lo anterior, momentos de crisis nos ofrecen una oportunidad, sí una oportunidad. Como dice David Steindl-Rast, monje benedictino austriaco: “El don dentro de cada don es la oportunidad”. Por lo tanto, durante un momento de crisis tenemos la oportunidad de aprender, madurar, cambiar, de hacer algo. La misma etimología de la palabra crisis, que viene del griego, nos recuerda esto. Crisis quiere decir “separar” o “decidir”. De esa forma una crisis nos confronta con la necesidad de separar lo que es viable, lo que merece vivir, de aquello que tiene que morir.
Tal vez aquí podamos hallar una pequeña luz para nuestra actual situación. Todo momento nos entrega oportunidades que pueden ser escuchadas, percibidas, vividas. Esto no se trata de ver con inocencia nuestra realidad, sino que todo lo contrario. Se trata de enfrentarla y escucharla, incluso en la incertidumbre y el miedo. Y es en ese escuchar que estamos viviendo el amor de Dios, dejándolo aparecer a Él. Porque amor es escuchar, es dejar al otro surgir. El mismo Dios se hace “audible” para nosotros, tal como lo fue en el Pentecostés de Israel. Como dice el jesuita Adroaldo Palaoro: “Todo en el universo vibra, emite, transmite, habla, vive. Y al mismo tiempo todo es escucha y percepción. Dejar a Dios ser Dios y dejar que el otro sea, siempre es una sorpresa. Permitir que cada realidad hable para nosotros en su propio lenguaje. Eso es tener oído para la escucha”.
De esta forma aún es posible expresar gratitud por las maravillas que escuchamos. Maravillas que podemos percibir en las relaciones que hemos construido, en alguna persona que conocemos, en la mascota que tenemos en casa, en algún pensamiento que leemos en un libro, en la música que escuchamos, en el alimento que comemos, en la tecnología que nos permite conectarnos, en como somos capaces de amar.
Que el Espíritu de Dios, que es soplo de vida, inspiración y sorpresa, nos permita estar abiertos a la escucha de esta realidad. Que aún podamos sorprendernos y maravillarnos con las oportunidades que cada momento de la vida nos permite. Y que ese mismo Espíritu sea el que nos haga estar atentos a nuestro prójimo y nuestra prójima. Amén.
Así, sabiendo que somos llenos del Espíritu de Dios e inspirados diariamente por su soplo de vida es que oramos:
Oración de intercesión
Dios que siempre estás presente con nosotros, acompáñanos en este caminar de la vida. Te pedimos por nuestro mundo y país, para que haya sabiduría, amor y humildad en las decisiones que son tomadas para la población.
Nos acordamos de nuestra Iglesia, para que el amor que es anunciado en ella pueda ser vivido en sus líderes y miembros. Que no nos olvidemos que somo un solo cuerpo y que necesitamos trabajar en conjunto.
Ayudanos también a vivir este tiempo con un espíritu de calma y tranquilidad, que sepamos parar y mirar a nuestro alrededor cuando sea necesario, pero que también seamos capaces de actuar cuando sea preciso.
Ayudanos en nuestra convivencia, a tener paciencia y saber escuchar a nuestro prójimo y nuestra prójima. Pensamos así en las personas que están pasando necesidad en este tiempo. Que tu Espíritu, que es soplo, nos impulse con corazones solidarios a colaborar con nuestros hermanos y hermanas.
Que este tiempo también pueda ser un período de aprendizaje y de crecimiento para nosotros.
Y así, Tú que eres el Dios de vida nos revitalices siempre.
De esta forma decimos las palabras que Jesús les enseño a sus discípulos…Padre Nuestro…Amén.
Rito de apagar vela en Pentecostés
A continuación presentamos la posibilidad de realizar en casa un pequeño rito de carácter simbólico para este Pentecostés.
En la tradición cristiana durante la noche de la Vigilia Pascual se enciende el Cirio Pascual, con el cual representamos la luz de Cristo. Esa luz de Cristo nos acompaña durante cincuenta días y contribuye a recordar la realidad del Misterio Pascual. Hoy, al celebrar Pentecostés, se encierra el tiempo pascual y el Cirio es apagado. Como nos encontramos en un contexto especial y que nos impide realizar esta celebración en un templo, proponemos utilizar una vela que simbolice esa luz de Cristo que se encuentra en el Cirio (en caso de no haber encendido una vela con anterioridad le invitamos a hacerlo en este momento).
Al apagar la vela, y llenos del Espíritu Santo, somos invitados a ser la Luz de Cristo, la cual se irradia como una columna luminosa y que da calor a todas las personas que habitan este mundo.
Jesucristo nos invita a que seamos la luz del mundo y a caminar en su Luz. Por eso escuchemos (y cantemos):
♪ Siyahamba – Caminamos en la luz de Dios
(Siyahamba es una música de origen sudafricana en lengua zulú. La letra de la canción “Siyahamba ekukanyeni kwenkhos’ es traducida al castellano como “Caminamos en la luz de Dios”.)
Después de haber escuchado y cantado podemos acercarnos lentamente a la vela. Y siendo conscientes que la luz de Cristo habita en nosotros somos invitados a apagarla.
Y así como estamos oramos: Jesucristo, tú eres las luz eterna, enciende en nosotros las lámparas de la fe, que tu luz nos alimente y que el calor de tu luz nos dé calor y mantenga viva nuestra llama, especialmente en momentos de incertidumbre, crisis y preguntas. Que llenos y llenas del fuego de los dones del Espíritu Santo podamos iluminar los caminos oscuros de nuestro prójimo y del mundo. En nombre de Jesucristo es que oramos. Amén.
Bendición
Nos dirijimos a Dios de forma especial para que su bendición se haga parte de nuestras vidas:
Fuente de toda bendición, Tú nos bendices con el cambio.
En las estaciones del año, desde la nieve hasta los brotes verdes,
las flores, los frutos y la cosecha;
en las estaciones de la vida, desde la infancia hasta la juventud,
la adultez y la madurez plena.
Todos los seres vivientes cambian constantemente.
Ayúdame a acoger el cambio como una oportunidad sagrada para crecer y saborear,
en cada momento fugaz e irrepetible, aquella Realidad que está más allá del cambio.
Que tus bendiciones nos ayuden a agudizar el gusto
por el regalo de la vida en sus innumerables facetas.
Que seamos cada vez más bendecidos, cada vez más capaces de bendecir.
Así bendigamos todo lo que es, por el hecho de ser.
Sea lo que sea, bendigámoslo, por el hecho de existir.
No necesitamos otro motivo.
(Adaptado de David Steindl-Rast)
Y es en ese mismo espíritu que les invito a permanecer en la paz y el eterno amor de Dios. Amén.
Canto:
Y finalizamos esta celebración cantando:
♪ Envía, Señor, tu Espíritu – N°365
Estribillo
Envía, Señor, tu Espíritu,
que renueve nuestros corazones.
1) Envíanos, Señor, tu luz y tu calor,
que alumbre nuestros pasos, que encienda nuestro amor.
Envíanos tu Espíritu, y un rayo de tu luz;
encienda nuestras vidas en llamas de virtud. Estribillo
2) Envíanos, Señor, tu fuerza y tu valor,
que libre nuestros miedos, que anime nuestro ardor;
envíanos tu Espíritu, impulso creador,
que infunda en nuestras vidas la fuerza de tu amor. Estribillo
3) Envíanos, Señor, la luz de tu verdad,
que alumbre tantas sombras de nuestro caminar.
Envíanos tu Espíritu, su don renovador
engendre nueva gente con nuevo corazón. Estribillo