Vigesimosegundo Domingo después de Trinidad
Karl Michael
Saludo e invocación:
Queridas hermanas, querido hermanos, les saludo de manera muy afectuosa en este vigesimosegundo domingo después de Trinidad.
Espero que puedan tener un bonito momento de espiritualidad leyendo/celebrando este culto, ya sea que se encuentren solos o en compañía. Les invito así a continuar con esta celebración, sabiendo que:
La gracia y la paz de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios, que nos ama y cuida con cariño como un padre y una madre, y la comunión del Espíritu Santo, que nos consuela, anima y orienta, están con todos nosotros siempre, y especialmente en este momento. Amén.
Salmo del día:
Y es en ese amor de Dios que leemos las palabras del salmista:
(Salmo 85. 9-14)
9Muy cercano está para salvar a los que le temen,
para establecer su gloria en nuestra tierra.
10 El amor y la verdad se encontrarán;
se besarán la paz y la justicia.
11 De la tierra brotará la verdad,
y desde el cielo se asomará la justicia.
12 El Señor mismo nos dará bienestar,
y nuestra tierra rendirá su fruto.
13 La justicia será su heraldo
y le preparará el camino.
Amén
Confesión:
Por estar reunidos en la presencia del Señor, reconocemos y confesamos humildemente nuestras debilidades, limitaciones, imperfecciones – nuestros pecados. Inicialmente podemos quedarnos en silencio para que cada uno realice su confesión personal.
(Momento de silencio)
Señor, tú nos aceptas porque nos amas. Nosotros, sin embargo, fallamos en nuestra convivencia. Nos cuesta mantener los vínculos que unen y favorecen la comunión y la paz. Reconocemos y confesamos que dejamos de practicar el amor, el acogimiento, el perdón. Por esto, con humildad, decimos:
♪ Kyrie Eleison – Señor ten piedad de nosotros
♪ Criste Eleison – Cristo ten piedad de nosotros
♪ Kyrie Eleison – Señor ten piedad de nosotros
Gloria:
♪ Gloria a Dios en las alturas:
Y en la tierra paz y para los hombres buena voluntad.
A Dios dad gracias, dad honor y gloria en las alturas; pues, sabio y grande
Protector, bendice a sus criaturas; con fuerzas y buena voluntad, remedia la
necesidad y alivia las tristuras.
Amén
Oración del día:
Dios de amor y perdón que siempre estás junto a nosotros, ayúdanos a acoger tu Palabra con corazones abiertos, para que así ella nos fortalezca en tu amor y nos oriente en caminos de reconciliación. Esto te lo pedimos en nombre de Jesucristo, que contigo y con el Espíritu Santo viven en nuestros corazones. Amén.
Lectura:
El texto de la reflexión de hoy se encuentra en la 1ª carta a los Tesalonicenses 5.1-11:
1Ahora bien, hermanos, ustedes no necesitan que se les escriba acerca de tiempos y fechas, 2 porque ya saben que el día del Señor llegará como ladrón en la noche. 3 Cuando estén diciendo: «Paz y seguridad», vendrá de improviso sobre ellos la destrucción, como le llegan a la mujer encinta los dolores de parto. De ninguna manera podrán escapar.
4 Ustedes, en cambio, hermanos, no están en la oscuridad para que ese día los sorprenda como un ladrón. 5 Todos ustedes son hijos de la luz y del día. No somos de la noche ni de la oscuridad. 6 No debemos, pues, dormirnos como los demás, sino mantenernos alerta y en nuestro sano juicio. 7 Los que duermen, de noche duermen, y los que se emborrachan, de noche se emborrachan. 8 Nosotros que somos del día, por el contrario, estemos siempre en nuestro sano juicio, protegidos por la coraza de la fe y del amor, y por el casco de la esperanza de salvación; 9 pues Dios no nos destinó a sufrir el castigo, sino a recibir la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo. 10 Él murió por nosotros para que, en la vida o en la muerte,[a] vivamos junto con él. 11 Por eso, anímense y edifíquense unos a otros, tal como lo vienen haciendo.
Reflexión:
El texto para la prédica del día de hoy es parte de una de las cartas de Pablo a la comunidad de Tesalónica en la antigua Grecia. La problemática que se encuentra aquí está relacionada con la segunda venida de Cristo. En este contexto los cristianos de Tesalónica se preguntan qué sucederá con aquellos hermanos y hermanas que ya han fallecido, si estos resucitarán junto con los que ya se encuentran vivos o no. Así, Pablo intenta responder a estas interrogantes de una forma cuidadosa y amorosa.
Hoy en día existen diversos grupos cristianos que hablan sobre el “Día del Señor”, generalmente de una forma sensacionalista y en relación con el fin del mundo. Sin duda, hemos escuchado alguna vez a religiosos señalando que el fin de esta era se aproxima y que hay señales, supuestamente evidentes, que nos indican que este momento ya está llegando. El riesgo que se encuentra aquí es que se puede caer en una postura cómoda e indiferente con la vida. ¿Si el fin es inminente, por qué preocuparme con el aquí y ahora?
Pablo nos dice sobre el día del Señor que este será como “ladrón en la noche”, es decir, vendrá por sorpresa sin que lo percibamos. Pablo no sabe cuándo sucederá la venida de Cristo. Lo que sí sabe es que somos “hijos e hijas de la luz y el día”, y que por esta razón ese día no nos tomará totalmente por sorpresa. En otras palabras, Pablo nos está invitando a no colocar nuestras esperanzas en una falsa paz y seguridad, como menciona en el versículo cinco, sino que a vivir atentos y sobrios en este mundo, ya que tenemos “la coraza de la fe y el amor y el casco de la esperanza de la salvación”. Es una invitación a ocuparnos con la vida presente, sin que el futuro y lo que vendrá después de la muerte se transformen en preocupaciones que nos sobrepasen.
Este último tiempo, sin duda, ha estado marcado por la incertidumbre: crisis económica, ambiental, política, sanitaria y social. No solo a nivel nacional, sino que muchos países actualmente se enfrentan a grandes desafíos y tensiones. Los ejemplos son varios, podemos ver el actual caso de los Estados Unidos, donde existe una fuerte tensión política por el contexto de las elecciones, al mismo tiempo en que aparece una fuerte ola de racismo que ha sido respondida con el movimiento “Black lives matter”. Vemos como diferentes sistemas ecológicos son degradados, como es el caso del Amazonas y Pantanal en Brasil. También en nuestro país somos testigos de cómo las desigualdades económicas y sociales han afectado la vida de muchas personas, y vemos como la violencia se hace presente en muchas situaciones. Si a todo esto le sumamos el actual contexto de pandemia, la situación general no parece ser muy favorable. Tal vez como algunos especialistas mencionan, estamos ante un cambio de paradigma. ¿Qué hacer ante todo esto? ¿Dónde colocar nuestras esperanzas en un contexto como este?
Conversando con amigos y conocidos he podido percibir que este complejo contexto ha traído falta de claridad a sus vidas. Algunos se encuentran perdidos y ven un futuro incierto para ellos. Piensan que el mundo en algún tiempo más cambiará de forma tan radical que no sabrán donde ubicarse dentro de él. “Que nuestro clima, nuestra economía, nuestra sociedad serán diferentes”, dicen ellos. Escucho con atención estas preocupaciones y también me pregunto dónde hallar luz en todas estas situaciones.
El apóstol Pablo nos trae algunas esperanzas a través de su carta. Somos luz, porque es la luz de Cristo la que nos ilumina. Esa luz es la que nos hace mantenernos despiertos, atentos y sobrios. Esta luz es la que también nos invita a vivir el momento presente. Si como personas cristianas estamos en comunión con Cristo es porque también podemos dar testimonio de él aquí y ahora. Tenemos así la posibilidad de seguir viviendo una vida de amor y responsabilidad, respetando a nuestro prójimo, cooperando con él, cuidando de nuestra creación y promoviendo relaciones sanas entre nosotros y todo lo que nos rodea. Esta Tierra y esta vida ha sido el regalo que Dios nos ha dado. Regalo que muchas veces no comprendemos del todo y que nos suscita muchas preguntas, sin embargo, es un regalo hermoso del cual podemos disfrutar.
El contexto de los cristianos en Tesalónica era el de un clima hostil y de persecución por parte del Imperio Romano. A pesar de las diferencias con nuestra época, los receptores de la carta de Pablo tampoco estaban pasando por un buen momento en sus vidas. Ellos también tenían dudas y temores. Sin embargo, estas crisis eran compartidas y acompañadas entre sus miembros. Inclusive en el final del texto bíblico Pablo les dice a los tesalonicenses que se animen y edifiquen unos con otros, de la misma forma en que ya lo venían haciendo.
El vivir en comunidad es entonces que se torna algo esencial. La comunidad es el espacio donde podemos compartir nuestras angustias y preocupaciones. Hacernos preguntas sobre el futuro. Al mismo tiempo, el espacio comunitario es un lugar para vivir el amor entre hermanos y hermanas, es el lugar donde podemos “recargar” esa luz de Cristo para llevarla a otras personas. Puede ser también el espacio donde encontremos paz y podamos volver a vivir el presente de forma más plena. Vivir en comunidad, con otros, es también un lugar en el que podemos actuar en conjunto. Podemos actuar en comunidad delante de los desafíos que se nos presentan, podemos incluso cambiar elementos de nuestra realidad estando juntos. Sin duda, no tenemos las soluciones para el futuro y lo que vendrá en el próximo tiempo no lo sabemos, pero podemos vivir las incertezas de nuestro tiempo en comunidad, edificándonos y animándonos mutuamente en la esperanza y amor de Cristo. Amén.
Canto:
Inspirados e inspiradas en la reflexión es que les invito a cantar:
♪407 – Vienen con alegría
Estribillo
/Vienen con alegría, Señor,
cantando vienen con alegría, Señor,
los que caminan por la vida, Señor,
sembrando tu paz y amor./
a un mundo cargado de ansiedad,
a un mundo que busca y que no alcanza
caminos de amor y de amistad.
Estribillo
esfuerzos de hermanos por la paz,
deseos de un mundo más humano
que nacen del bien y la verdad.
Estribillo
no existan en nuestro corazón,
el mundo sabrá que por herencia
le aguardan la paz y el amor.
Estribillo
Oración de intercesión:
Ahora les invito a que tengamos un momento de oración por nuestro mundo, iglesia y sociedad.
Dios, fuente de amor y misericordia. Hoy pedimos por nuestro mundo y por todos los desafíos que estamos enfrentando como sociedad humana. Nos recordamos de los cambios climáticos, y especialmente de la deforestación de selvas y bosques en nuestro continente. Pedimos por los procesos políticos que se llevan a cabo en diversos países, por los futuros líderes que vendrán, para que tu amor pueda hacerse presente en la vida de estas personas y en las decisiones que tomarán con sus pueblos.
Colocamos en oración a nuestra Iglesia. Pedimos por la Iglesia en el mundo, para que ella pueda ser un testimonio fiel de tu amor y solidaridad. Que las comunidades cristianas puedan ser siempre un espacio de acogida e inclusión para quienes necesitan ser escuchados, alimentados y abrazados. Que el perdón y la reconciliación sean los mensajes que podamos llevar a este mundo que hoy se encuentra tan dividido.
Pedimos por nuestro país y sociedad. Seguimos en oración por la situación de la pandemia en Chile y el mundo. Sigue dándoles fuerzas y valor al personal de la salud que trabaja incesantemente. Pedimos por las personas que han sido afectadas por la crisis sanitaria, tanto por la pérdida de algún familiar o amigo, como también aquellos que se han visto perjudicados económicamente. Dales paz y consuelo, y permite que corazones solidarios se dispongan a acompañarlos y ayudarlos en estos difíciles momentos.
También colocamos en tus manos el proceso político que vendrá en los próximos meses en nuestro país. Pedimos para que sea un tiempo de diálogo y entendimiento. Donde las diferencias puedan encontrar puntos de acuerdo. Que sea tu paz la que reine.
Así, amparados en tu misericordia es que juntos y juntas decimos las palabras que tu Hijo Jesús nos enseño:
Padre Nuestro…Amén.
Bendición:
Nos dirigimos a Dios de forma especial para que su bendición se haga parte de nuestras vidas.
Que Dios te bendiga y te guarde.
Que Dios haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia.
Que Dios alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz.
Amén.
Canto final:
Y así, despidiéndonos en el Espíritu transformador de Dios, es que les invito a cantar esta última canción.
♪428 – Mi alma glorifica al Señor
Estribillo
Mi alma glorifica al Señor, mi Dios;
gózase mi espíritu en mi Salvador.
él es mi alegría, es mi plenitud;
él es todo para mí.
muy dichosa me dirán todos los pueblos,
porque en mí ha hecho grandes maravillas
el que todo puede; cuyo nombre es santo
Estribillo
sobre aquellos que le temen y le aman.
desplegó el gran poder de su derecha;
dispersó a lo que piensan que son algo.
Estribillo
y ensalzó a los humildes y a los pobres.
los hambrientos se saciaron de sus bienes
y alejó de sí, vacíos, a los ricos.
Estribillo
acordándose de su misericordia;
como había prometido a nuestros padres,
a Abraham y descendencia para siempre.
Estribillo