Pr. Eduardo Rojo
Iglesia Luterana de Temuco, 6 de diciembre de 2020
PRELUDIO
SALUDO & INTRODUCCIÓN
L.: “Anímense y levanten la cabeza, porque muy pronto serán libertados.” (Lucas 21,28b)
Levantar la cabeza, ver más allá de lo inmediato, volver a poner nuestra mirada en el horizonte y poder ver más allá de nuestros problemas, ver la luz de Dios y recuperar la esperanza. Levantar la cabeza, erguir la columna vertebral, liberar nuestra espalda de la tensión, alivianar el peso que soportan nuestros hombros. Dejar de sentir que tenemos que hacer todo solos y solas, confiar en que Dios viene a nuestro encuentro para sostener nuestra carga y guiar nuestros pasos hacia la salvación. Dios pone en el horizonte una esperanza, simbolizada por la estrella del Adviento que llevó a la gente hacia el establo de Belén. La Corona de Adviento con sus velas reflejan esa luz. Hoy pedimos a Dios que ponga en nuestro horizonte luces y señales que nos infundan la certeza, de que pronto seremos liberados.
Celebramos este Culto en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
CANTO
VENDRÁ UNA NUEVA LUZ SOBRE LA TIERRA.
ESTRIBILLO
Vendrá una nueva luz sobre la tierra,
la luz de la justicia y la verdad.
Vendrá el Libertador de las naciones,
vendrá la libertad.
1) Esperamos en las sombras la radiante claridad.
Nuestros pasos en la noche van buscando la verdad.
Pero al fin un nuevo día ya comienza a alborear:
vendrá la libertad.
2) Nuestras vidas van sin rumbo en espera de otro sol:
tierra nueva, mundo nuevo sin tristeza ni dolor.
Nuestras manos hacia el cielo, sólo esperan salvación:
vendrá la libertad.
ORACIÓN
L.: El Señor sea con ustedes… — C.: Y con tu Espíritu!
L.: Jesucristo, sufrimos por nuestro mundo. Anhelamos justicia y paz. ¿Cuándo vendrás a renovar la creación? Para que de los gritos de desesperación y miedo pueda surgir un canto de alabanza, oramos a ti, Señor. En ti esperamos en el tiempo y por la eternidad. Amén. (Oración tomada de: Evangelisches Gottesdienstbuch. Agende für die Evangelische Kirche der Union und für die Vereinigte Evangelisch-Lutherische Kirche Deutschlands. Lutherisches Verlaghaus, Hannover 2.000. Pág. 247. Trad.: E. Rojo V.)
LECTURA
LECTURA: Santiago 5,7-8 (+9-11) — Esperar con paciencia.
7Pero ustedes, hermanos, tengan paciencia hasta que el Señor venga. El campesino que espera recoger la preciosa cosecha, tiene que aguardar con paciencia las temporadas de lluvia. 8Ustedes también tengan paciencia y manténganse firmes, porque muy pronto volverá el Señor.
[9Hermanos, no se quejen unos de otros, para que no sean juzgados; pues el Juez está ya a la puerta. 10Hermanos míos, tomen como ejemplo de sufrimiento y paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor. 11Pues nosotros consideramos felices a los que soportan con fortaleza el sufrimiento. Ustedes han oído cómo soportó Job sus sufrimientos, y saben de qué modo lo trató al fin el Señor, porque el Señor es muy misericordioso y compasivo]. (Versión Dios Habla Hoy, tomada de la página web Bible Gateway)
LECTOR: Esta es palabra de Dios – COMUNIDAD: Te alabamos Señor!
REFLEXIÓN SOBRE ZACARÍAS 9,9-10
NOTA: La siguiente reflexión constituye una mezcla de oración, confesión y reflexión. Es una carta a Dios sobre el tema de la paciencia. Es una forma de mostrar que l@s Pastores también somos seres humanos, con nuestras limitaciones y aciertos, con nuestra propia necesidad de Dios.
Querido Dios
Hoy decidí escribirte una carta, una carta de queja, porque me incomodó la lectura bíblica para la prédica que me diste para este domingo, pues habla de la paciencia. Tú sabes bien cuánto me cuesta este tema, y por eso creo que no es casualidad que me lo hayas propuesto justo ahora, en este año de pandemia — justo esta semana, en que tantas veces dije: “Señor dame paciencia”. [Parece que el antiguo proverbio tenía razón: “Ten cuidado de lo que deseas”!] Hoy tú me dices: “Pero ustedes, hermanos, tengan paciencia hasta que el Señor venga”
Paciencia — como alguien lo explico muy bien: “Paciencia es una mezcla de autocontrol, tolerancia a la frustración y perseverancia”. Otros dicen que la paciencia es saber soportar los sufrimientos, o tener comprensión ante los semejantes. Dios, tú sabes, no es la paciencia de lidiar con las enfermedades lo que me falta o la lucha contra las limitaciones lo que me me pesa. Tampoco es la perseverancia para intentar una y otra vez hasta que aprendo o me resultan las cosas, ni tampoco es la paciencia para escuchar a los demás o para superar los conflictos humanos que experimento. Es especialmente paciencia para luchar con esos pequeños problemas cotidianos, como las cosas que no funcionan, o la incompetencia o desidia de las instituciones y quienes trabajan en ellas. En fin, son aquellas cosas que me parecen injustas, y en las que me cuesta aceptar la forma en que actúa la gente. ¡Y por esas cosas reclamo!
Quisiera contarte, Señor, de dos cosas que pasaron esta semana. El martes acompañé a mi mamá a la clínica por un procedimiento médico. Cuando por fin nos toca pasar, el encargado nos pide un código del examen PCR del Covid – código que debería haber escrito la recepcionista del laboratorio en el comprobante del examen — lo que por supuesto, nadie me explicó, y que tampoco quedó registrado en el sistema computacional de la clínica. Así es que me manda al laboratorio a pedir el famoso número. Ante la fila interminable, me sale más corto volver a casa a buscar el comprobante del examen. Cuando se lo entrego al encargado, oh sorpresa, el número que él me exigía, no fue registrado por su colega en la papeleta del examen. Así es que tiene que ir él mismo al laboratorio a buscar el código.
Ante estas cosas — que de seguro suceden a todo nivel y en institución — me pregunto, ¿porqué quienes representan a las instituciones, en vez de hacerse cargo, muchas veces exigen que los usuarios resuelvan las cosas que la propia institución no es capaz de solucionar?¿Por qué el encargado se queda sentado cómodamente en su silla y espera que yo haga la fila o vuelva a la casa a buscar el papel, no asume que pudo ser un error de su colega? Señor, ¿acaso, si me armo de paciencia y soporto aquello que no funciona, no me hago cómplice también de que las cosas sigan igual?
El segundo ejemplo. Volvemos de la clínica “pasadito” la hora de almuerzo. Y nos encontramos con que está cortada el agua en el sector. Mi vecina me explica después que fue un corte no anunciado por una rotura de matriz por responsabilidad de terceros. No hay agua para almorzar ni para tomar un café, ni tampoco once. Sin aviso previo, el corte se prolonga hasta las 21 hrs. Ir a comprar agua en cuarentena, implica perder el último salvoconducto para la semana. Pero no soy solo yo o mi vecina los perjudicados. Son 2 kilómetros cuadrados sin agua, entre ellos varios edificios y casas con personas de edad y negocios de comida, que luchan desesperadamente por sobrevivir.
Entonces me pregunto, ¿por qué, quienes rompieron la matriz no se hacen cargo de reparar el daño a las personas? ¿Por qué la Empresa de Agua o la Municipalidad no ponen al servicio de la población un camión cisterna? Pero, no, seguramente opera la lógica tecnócrata. Con suerte, se cobrará una multa, y se pagará solo si pasa a una instancia judicial. Y nadie se hace cargo de los problemas causados. El tema ni siquiera apreció en las noticias regionales. Y con la rabia, uno se pasa el rollo de que no apareció para proteger la imagen de la Empresa de agua potable, después de lo que sucedió en Osorno. En el quehacer educacional nos esforzamos tanto para que los niños no entiendan las sanciones en un sentido punitivo, sino más bien como una oportunidad constructiva para comprender el daño que pudieron haber provocado a otras personas y que sobre todo se comprometan con repararlo. En este país vive de acuerdo a la lógica que “si me pillan, pago”. — pero pago por castigo, no por conciencia de reparar el daño. ¿Cómo entonces no enojarse? ¿Cómo mantener la paciencia? A veces, Señor, pareciera fácil dejarse tentar por el camino destructivo, como lo explicaba el revolucionario George Jackson, cuando decía: “Incluso la paciencia tiene sus límites. Si la llevas demasiado lejos, se transforma en cobardía” — es decir, caer en un comportamiento evitativo por no enfrentar los conflictos para solucionar las cosas. O como cuestiona Marquita Herald: “Quieres ser el pasajero o el chofer del viaje de tu propia vida?
Ahí es cuando me dan los monos, me baja la rabia y la indignación, y comienzo a buscar las culpas y las responsabilidades de lo que sucede. Ante eso advierten los psicólogos, si no tenemos cuidado, nos podemos volver adictos a estas emociones. Pues nos ayudan a enmascarar la sensación de incomodidad, de impotencia o bien nos hacen sentir que tenemos control sobre la situación, y por eso nos seducen. Pero en el fondo, no ganamos nada con esto, destruimos muchas veces en vez de construir. Y personas que muchas veces no pueden hacer nada por mejorar las cosas, sufren las consecuencias de nuestra frustración.
Señor, te pido, ayúdame a no tomar las cosas en forma personal, permíteme comprender que la mayoría de las veces las personas no lo hacen a propósito. Ayúdame a darme cuenta que no debo medir el actuar de las personas de acuerdo a mis propias expectativas — que debo ser cuidadoso al juzgar a los demás. Inspírame con tus palabras y con la oración a interrumpir ese espiral del diálogo interno – de quejas, recriminaciones y reclamos — que lleva a aumentar cada vez más la indignación. Al contrario, permíteme, o Dios, seguir el ejemplo de tu amor, me lleva a intentar una y otra vez, entender a las personas, ver las cosas desde su perspectiva. Señor te pido, ayúdame, como decía la oración atribuida a Francisco de Asis, a “no querer tanto ser entendido sino en entender”. Recuérdame que la paciencia es parte del amor al prójimo, como decía el Apóstol Pablo (1 Corintios 13), dame la capacidad de experimentar compasión tanto por los demás como conmigo mismo. No me dejes vivir en la ilusión inmisericorde, de que hoy en día todo debe ser instantáneo, esa tremenda presión tiene un costo altísimo para muchas personas. Hazme percibir en la paciencia una oportunidad para aprender nuevamente a esperar con alegría y a dejarme sorprender, o bien para utilizar ese tiempo en mejores pensamientos y pasatiempos. Ayúdame a comprender que “Paciencia es la confianza en que todo llega cuando el tiempo está [realmente] maduro” y que si bien “La paciencia [puede que] sea amarga, sin embargo, su fruto es dulce” (Jean Jacques Rousseau). — como decía tu palabra: “El campesino que espera recoger la preciosa cosecha, tiene que aguardar con paciencia las temporadas de lluvia”.
Ese día, Señor, en que se cortó el agua, mi vecina me compartió una de las dos botellas de agua que le había traído su familia. En eso me muestras, Señor, que cada problema es también una oportunidad para experimentar tu amor — no en la ciega exigencia de la justicia, sino al abrir los ojos hacia la solidaridad y la generosidad que tú pones en quienes nos rodean. Ese también es el fruto dulce de la paciencia.
Que la paz de Dios que supera todo entendimiento, conserve nuestros corazones y mentes en Cristo Jesús. Amén.
Bibliografía (Artículos consultados entre el 3 y el 4 de diciembre de 2020):
CAMINAMOS HACIA EL SOL
1) Caminamos hacia el sol / esperando la verdad;
la mentira, la opresión, / cuando vengas, cesarán.
ESTRIBILLO:
//: Llegará con la luz, la esperada libertad. ://
2) Construimos hoy la paz / en la lucha y el dolor.
Nuestro mundo surge ya / en la espera del Señor.
3) Te esperamos, tu vendrás / a librarnos del temor.
La alegría, la amistad, / son ya signos de tu amor.
ORACIÓN DE INTERCESIÓN
PASTOR: Oremos por todo el pueblo de Dios y por el mundo entero conforme a sus necesidades…
P.: Oh, Dios, cuan difícil se nos hace toda espera. Las personas de edad se sienten encerradas y muchas veces solas, con las restricciones impuestas por el Covid. Los niños y estudiantes se sienten agotados ante el final de año. Profesores y docentes deben terminar con los procesos de evaluación y planificar el próximo año. Los comerciantes, trabajadores de la gastronomía, empresarios y operadores turísticos esperan poder recomenzar por fin con sus locales y emprendimientos para poder paliar las pérdidas de un año casi sin movimiento, mientras que la población se opone a la llegada de grandes grupos de personas. Candidatos se preparan para la última etapa de elecciones este año y se dan procesos difíciles ante decisiones complicadas. Quienes han estado sin trabajo, esperan a que la llegada del verano traiga nuevas oportunidades. Señor, danos a todos la esperanza y la paciencia que necesitamos para poder soportar los momentos difíciles y para salir adelante. Fortalece nuestro ánimo, danos buen humor y buen genio. Permite que podamos seguir laborando. Haz surgir oportunidades de empleo, ayuda a que las empresas que han mantenido exitosamente a raya al covid, puedan compartir sus experiencias para que los demás vuelvan al trabajo. Haz que quienes pierden su trabajo al final del año, mantengan el valor para volver a comenzar. Llena a docentes y estudiantes de la perseverancia que todavía necesitan para terminar bien este año tan difícil. Haz que los conflictos y diferencias se puedan. conciliar. Por todo esto, roguemos al Señor…
C.: Escúchanos, Señor, te rogamos.
P.: Señor omnipotente, da paz a nuestro mundo. Haz que las armas de la guerra se traben y queden inservibles, para que no puedan disparar ya más. Haz que quienes han buscado la guerra, sientan el poderoso anhelo de la paz. Anula el poder de quienes se enriquecen a costa de armas y municiones que significan la muerte para otros. Haz que las naciones en que se viven injusticias, se oprime a la población y se experimenta tanta escasez, puedan encontrar un camino para devolver el bienestar a la población y reconstruir sus vidas – en especial te pedimos por Israel y Palestina, por Venezuela, por el Yemen, por Armenia y Aserbaiyán, por los países de África, por China y Hong Kong.
Te pedimos también por todos los países y las ciudades que han sido tan golpeadas por el Covid. Haz que todos los habitantes tomemos la pandemia muy en serio. Ayúdanos en este tiempo de fin de año a renunciar a las fiestas numerosas, por mucho que nos cueste dejar de ver a nuestras familias y seres queridos. Evita las cadenas de contagios. . Haz que las personas no se aburran de las mascarillas ni se olviden del lavado de manos. Cuida a los equipos sanitarios en clínicas y hospitales, da descanso a los que están agotados por la preocupación, el estrés y las grandes responsabilidades que pesan sobre sus hombros. Permite que los equipos médicos que han perdido a un colega por el covid puedan superar la pérdida. Da paz a nuestra sociedad, para que ante la pandemia cesen las protestas y los desórdenes públicos. Da paz a nuestra región para que no continúe tanto sufrimiento. Por esto, roguemos al Señor…
C.: Escúchanos, Señor, te rogamos.
Al término de nuestra oración, te pedimos por el Hogar Vista hermosa, para que los ancianos recobren la salud y el equipo de trabajo pueda seguir cumpliendo con sus funciones…
PADRE NUESTRO
P.: … Unamos ahora nuestras voces en la oración que aprendimos de Jesús…
Padre nuestro,
que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad,
así en la tierra como en el cielo.
El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy;
y perdónanos nuestras deudas,
así como nosotros perdonamos a nuestros deudores;
y no nos dejes caer en la tentación,
más líbranos del mal,
porque tuyo es el reino y el poder y la gloria
por los siglos de los siglos.
Amén.
BENDICIÓN
PASTOR: El Señor sea con todos ustedes — COMUNIDAD: Y con tu espíritu!
El Señor nos bendiga y nos guarde.
Haga el Señor resplandecer su rostro sobre nosotros
y tenga misericordia de nosotros.
Vuelva el Señor su rostro sobre nosotros y nos conceda su paz. Amen
POSLUDIO