Estudiante de Teología Pablo Catrileo, Comunidad de Santiago.
Estamos reunidos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; y confesamos que nuestra ayuda esta en el nombre del Señor, quien hizo los cielos y la tierra. Amén.
Queridos hermanos y hermanas en la fe: nos volvemos a congregar en nuestros hogares este domingo, 12° del tiempo de Trinidad, para leer y meditar en la palabra de Dios, que el día de hoy nos invita a profundizar en la experiencia del Espíritu Santo en nuestras vidas. El Espíritu de Dios habita en nosotros, por la Gracia de Jesús, y queremos reflexionar sobre el significado que esto tiene para nuestra vida cristiana.
Glorifiquemos al Señor: Gloria sea al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo, como era al principio, es ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Oración:
Oh Dios, te damos gracias por tu Hijo Jesucristo, por medio de quien podemos ser llamados también tus hijos e hijas. Te agradecemos por tu Santo Espíritu, y te rogamos que nos fortalezcas y nos llenes de él, por medio de tu palabra, de tu amor y tu perdón, que supera todas nuestras faltas y errores. Lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo, siempre un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén
Lectura
La lectura del día de hoy se encuentra en la primera carta del Apóstol Pablo a los Corintios, capitulo 3, versículos del 9 al 17
Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y ustedes son el campo de cultivo de Dios, son el edificio de Dios. Según la gracia que Dios me ha dado, yo, como perito arquitecto, puse el fundamento, mientras que otro sigue construyendo encima, pero cada uno debe tener cuidado de cómo sobreedifica.Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si alguno edifica sobre este fundamento, y pone oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, u hojarasca, su obra podrá verse claramente; el día la pondrá al descubierto, y la obra de cada uno, sea la que sea, será revelada y probada por el fuego. Si lo que alguno sobreedificó permanece, ése recibirá su recompensa.Si lo que alguno sobreedificó se quema, ése sufrirá una pérdida, si bien él mismo se salvará, aunque como quien escapa del fuego. ¿No saben que ustedes son templo de Dios, y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el templo de Dios es santo, y ustedes son ese templo.
Reflexión
¿Qué significa ser cristianos? ¿Qué diferencia hace el bautismo y el Espíritu Santo en nosotros? Quizás más de alguno se ha hecho esas preguntas. Y no son preguntas simples o vacías, sino que tienen que ver con algo muy importante: nuestra relación con Dios. ¿Qué tipo de relación crea Dios con nosotros, sus hijos e hijas?
El apóstol Pablo, en muchos de sus escritos, reflexiona sobre lo que significa ser hijo/a de Dios: somos regenerados por el bautismo, nacemos de nuevo, el Espíritu Santo habita en nosotros, nos transformamos en colaboradores de la obra de Dios, somos templo de él y Cuerpo de Cristo, entre otros ejemplos ¡Una gran cantidad de conceptos! Y cada uno de estos conceptos representan una gran y hermosa realidad.
Muchos piensan en estos tiempos que ser cristianos es ser parte de una organización, como un partido político, un club deportivo, una organización gremial etc. Podría decirse que por medio del bautismo, y con más fuerza luego de nuestra confirmación de fe, pasamos a ser parte de esta gran organización que es la Iglesia, en nuestro caso, la Iglesia Luterana. Pero la realidad que el apóstol Pablo nos muestra es mucho más fuerte y radical. No entramos a ser parte de la Iglesia, sino que ¡somos la Iglesia, el templo vivo de Dios! Así mismo, nos transformamos en el cuerpo de Cristo ¡somos injertados en él dice Pablo! No es simplemente ser parte de una comunidad, sino que nace una realidad vital, de cuerpo, de comunión. Por eso las escrituras nos dicen: cuando una parte del cuerpo sufre, todo el cuerpo sufre. Y creo que ese ejemplo para nosotros es muy ilustrador. Un dolor corporal no se puede simplemente aislar, nos afecta a nuestra todo. Cada uno de nosotros es parte del Cuerpo de Cristo, no es una relación externa sino que interna, de todo nuestro ser.
En el caso de la lectura de hoy podemos leer el ejemplo del templo de Dios. Cada uno de nosotros es parte vital de este cuerpo o templo, vida que obtenemos por el Espíritu Santo ¡Que hermoso pensar que el Espíritu de Dios habita en nosotros! Y no es cualquier Espíritu: Es el Espíritu que según la Biblia, recorre el mundo. El Espíritu que le dio fuerzas a los discípulos en Pentecostés para recorrer la tierra anunciando la buena noticia. Es el Espíritu que resucitó a Jesús de entre los muertos, aquel que da vida, la vida eterna ¡Que reconfortante saber que ese Espíritu de vida habita en nosotros, en especial en estos días de tanta muerte y dolor! El Espíritu de Dios esta en nosotros, no por nuestros méritos o esfuerzos, sino por Jesús, por su Gracia. Por eso que el apóstol nos dice que Jesús es el único fundamento, que sólo por medio de él obtenemos el Espíritu de Dios que da fuerza y vida.
Entonces, si gratuitamente el Espíritu de Dios habita en nosotros, ¿tenemos algo que hacer?
Por un lado es una gran responsabilidad saber que el Espíritu Santo nos llena. Pero eso no nos debe causar temor o dar miedo, sino que nos debe alegrar, porque no estamos solos. El mismo Señor Jesús nos enseño que el Espíritu Santo es consolador, no un juez castigador que nos vigila y castiga, sino que nos acompaña, nos consuela y nos guía en medio de la vida. Y por otro lado, que el Espíritu de Dios habite en nosotros es una invitación a ser colaboradores de él, a ser su Iglesia y templo vivo, a usar los dones y talentos que el Señor nos ha regalado, para servir en nuestro mundo, al prójimo y todo quien lo necesite. Que el Espíritu de Dios nos aliente y nos fortalezca en este día. Amén.
Himno del día
Seguimos meditando en la palabra de Dios con el himno Soplo de Dios viviente (LyC368)
Soplo de Dios viviente que en el principio cubriste el agua. Soplo de Dios viviente, que fecundaste la creación
Coro: Ven hoy a nuestras almas, infúndenos tus dones, Soplo de Dios viviente, oh santo Espíritu del Señor
Soplo de Dios viviente por quien el hijo se hizo hombre, Soplo de Dios viviente que renovaste la creación. Coro: Ven hoy a nuestras almas…
Soplo de Dios viviente Por quien nacemos en el bautismo, Soplo de Dios viviente, que consagraste la creación. Coro: Ven hoy a nuestras almas…
Oración de intercesión:
Señor, por la Gracia de Jesús, somos tus hijos y tu Espíritu habita en nosotros. Por eso, nos queremos unir en una sola comunión impulsados por el Espíritu Santo para orar.
Oh Dios, tu conoces nuestra realidad, ves y escuchas nuestras súplicas, y atiendes a nuestra oración. En estos momentos te pedimos por nuestro mundo y nuestra sociedad, que sigue viviendo las consecuencias de esta Pandemia del Coronavirus, que se manifiestan en tantos aspectos de nuestra vida cotidiana: enfermos, fallecidos, miles de personas sin trabajo, tanta incertidumbre y dolor que hemos estado soportando, a tal punto que a veces pensamos que no podemos más. Por eso te rogamos que por medio de tu Santo Espíritu nos des fuerzas para seguir adelante, en medio de las dificultades. Que tu Espíritu se esparza sobre nuestra tierra, renueve los corazones, infunda esperanza y alegría, que sane las enfermedades. Te pedimos que el mismo Espíritu que resucitó a Jesús de los muertos, nos levante y nos de nueva vida. Y que tu Espíritu nos impulse a ser colaboradores tuyos, llevando tu buena noticia que sana, que salva y que libera del sufrimiento. Lo pedimos en el nombre de Jesús, Amén.
Y en el Espíritu de hermandad y fraternidad, nos unimos a nuestros hermanos de todo el mundo con la oración que Jesús nos enseñó: Padre Nuestro que estas en los cielos…Amén.
Bendición
Pedimos la bendición de Dios
Que el Señor nos bendiga y nos guarde. Que haga el Señor resplandecer su rostro sobre nosotros y tenga de nosotros misericordia. Que vuelva el Señor su rostro hacia nosotros y nos conceda su paz. Amén.
Terminamos nuestra reunión cantando el himno: Danos un corazón (LyC 519)
Coro: Danos un corazón grande para amar, danos un corazón, fuerte para luchar
Gente nueva, creadora de la historia, constructora de nueva humanidad; gente nueva que vive la existencia como riesgo de un largo caminar. Coro: Danos un corazón…
Gente nueva, luchando en esperanza, caminantes sedientos de verdad; gente nueva sin frenos ni cadenas, gente libre que exige libertad. Coro: Danos un corazón…
Gente nueva, amando sin fronteras por encimas de razas y lugar; gente nueva al lado de los pobres compartiendo con ellos techo y pan. Coro: Danos un corazón…