Entre el 23 y el 29 de enero se realizó una nueva versión del ya conocido Campamento de Jóvenes de nuestra Iglesia Luterana en Chile (ILCh), popular actividad que tradicionalmente se lleva a cabo a orillas del lago Llanquihue, en la localidad de Puerto Fonck, al que asistieron jóvenes de entre 14 y 18 años.
Un total de 51 campistas fueron los que vivieron la experiencia veraniega más destacada de la ILCh, quienes participaron en las actividades organizadas por un equipo de 20 colaboradores liderados por el pastor de origen brasileño Everton Luiz Knaul, que el año pasado se incorporó a nuestra Iglesia y está a cargo actualmente de la comunidad de Martin Luther en Concepción. El tema de este año tuvo como título “Estaciones de la Vida”, el cual estuvo inspirado en el Salmo 90:12: “Enséñanos a contar bien nuestros días, para que nuestro corazón adquiera sabiduría”.
“El tema consistió en utilizar las estaciones del año y sus dinámicas como comparación con las distintas etapas de la vida, con el fin de reconocer la importancia, necesidad y posibilidades de cada situación para el crecimiento personal. La idea era naturalizar las transiciones y promover el consuelo y la esperanza ante tiempos complicados, al mismo tiempo que reflexionar y actuar con prudencia y cuidado en tiempos de grandes éxitos y alegrías”, explicó el pastor Everton Luiz Knaul.
El día comenzaba a las 09:00 AM, y tras el desayuno, los jóvenes se reunían en la iglesia para introducir el tema del día, el que luego era reflexionado en distintos grupos en los cuales los campistas se dividieron. Luego de almorzar, generalmente la jornada de la tarde consistía en actividades deportivas y de alianza, tras lo cual todos bajaban a la playa a disfrutar del lago Llanquihue. Después de cenar, cada noche hubo distintas actividades, destacando la Búsqueda del Tesoro, la Noche de Gracia, el Bibliolog y la Noche de Talentos.
“Las alianzas y actividades más activas siempre son un éxito, lo que es un alivio porque es una de las partes más complicadas de organizar. Lo mismo con las actividades en la noche: en particular, la Noche de Gracia siempre es una noche muy especial, tanto para los jóvenes como para nosotros, en la que realmente se siente el espíritu de Puerto Fonck”, destacó Konstantin Vergara, colaborador del campamento.
“La búsqueda del tesoro fue una actividad entretenida, y por supuesto que el horario de playa siempre es un momento amado por todos, además de los distintos talleres que hubo. Pero la noche de gracia era una de las actividades más queridas por los campistas, y es donde se siente la ‘magia’ de Puerto Fonck, con un ambiente muy lindo y donde de verdad se siente la presencia de Dios”, mencionó Sofía Reyes, quien también participó como colaboradora.
Esta es la segunda vez que la ILCh recibe invitados de la Iglesia Evangélica de Confesión Luterana en Brasil (IECLB), esto en el contexto del acuerdo suscrito entre ambas instituciones y que permite el intercambio de experiencias entre sus distintos participantes. Así como ahora la ILCh participa más de los sínodos de la IECLB, al mismo tiempo nuestra Iglesia recibe cada año -desde el anterior- en Puerto Fonck a jóvenes brasileños.
“Los jóvenes brasileños se integraron de manera extraordinaria en el campamento. Participaron activamente en la preparación con el equipo coordinador, interactuaron con todo el grupo, condujeron reflexiones, meditaciones y talleres en la programación, e hicieron muchas amistades. Se sintieron encantados con los paisajes que conocieron y manifestaron su deseo de participar nuevamente en el campamento a futuro”, destacó el pastor Everton Luiz Knaul.
Los jóvenes de Brasil no fueron a Puerto Fonck a simplemente veranear y descansar, sino que fueron parte fundamental en la coordinación del campamento y se desempeñaron como colaboradores. Además, fueron activos creadores de contenido para redes sociales con el fin de compartir cómo se vive un campamento de jóvenes, e incluso lideraron talleres.
“Se integraron súper bien y creo todos en el campamento podemos afirmar que fueron un aporte gigante. La energía que traen y la disposición que tenían a participar con nosotros fue espectacular, e incluso la barrera de lenguaje tras unos días empezó a pasar desapercibida. Todos ellos dijeron que tenían ganas de volver, y directamente que estaban tristes de irse, así que me imagino que se habrán sentido bastante bien”, mencionó Konstantin Vergara.
“Los invitados brasileños fueron muy bien acogidos y eran muy extrovertidos, por lo que fue muy buena la convivencia. Igual ellos hablaban súper buen español, así que no tuvimos en general problemas de comunicación. No vinieron sólo a mirar, sino que fueron participantes activos y colaboraron en todas nuestras actividades, por lo que fue muy bueno contar con ellos”, añadió Sofía Reyes.
El miércoles 29 de enero marcó el cierre de la jornada, la que, tanto con rostros sonrientes como algunos tristes, despidió a los jóvenes que este año nuevamente se reunieron en Puerto Fonck, y que volvieron a sus casas con la esperanza de volver a encontrarse el próximo verano a las orillas del lago Llanquihue.