Entre el 7 y 11 de enero se llevó a cabo una nueva versión del Campamento de Niños de la Iglesia Luterana en Chile (ILCh), el que es tradicionalmente llevado a cabo cada verano en la localidad de Puerto Fonck, a orillas del lago Llanquihue.
En esta oportunidad, 63 niños y niñas de entre 8 y 13 años vivieron una inolvidable experiencia en comunidad, participando de distintas actividades recreativas, deportivas y espirituales. Además, este año destacó la incorporación de muchos asistentes que por primera vez participaron en el campamento.
La pastora Hanna Schram, el vicario Karl Michael y el obispo Esteban Alfaro, en compañía de su esposa, fueron los encargados de liderar las actividades durante los cinco días de campamento, siendo asistidos por 10 jóvenes colaboradores. En esta oportunidad, el versículo que acompañó el tema fue: “Ve y reconcíliate con tu hermano”, inspirado en Mateo 5:24, aunque el foco estuvo en una historia del Antiguo Testamento.
“El tema era la historia de Jacob y Esaú, específicamente la relación de ellos, sus conflictos y cómo vuelven a acercarse y estar en paz uno con el otro, y cada tema fue tocado en días distintos. El último día se recreó con los campistas el reencuentro de los hermanos y reflexionamos sobre la actitud de reconciliación entre ellos, a lo cual los niños se mostraron receptivos. Sentimos que entendieron bien la historia y pudieron reflexionar sobre ella aplicando su propia experiencia de vida”, explicó la pastora Hanna Schram.
Cada día, los niños se levantaban a las 08:30 hrs y luego desayunaban, tras lo cual seguía la introducción del tema del día en la iglesia. Posteriormente, se dividían en grupos y reflexionaban en conjunto sobre lo aprendido, tras lo cual tocaba el almuerzo. La tarde consistió en actividades recreativas y deportivas de alianza, además de la tradicional bajada a la playa, y tras la cena, cada día cerró con eventos especiales durante la noche.
Una cosa con la que están de acuerdo todos los colaboradores es que los niños se portaron bien este año. Si bien siempre hay grupos más inquietos, el campamento mantuvo en todo momento un clima de respeto y buena disposición a cumplir con las reglas.
“El comportamiento fue muy bueno este año. Hay que comprender que son niños, que suelen estar más inquietos, les gusta moverse, se distraen, y eso hacía que a veces costara un poco que engancharan con los temas en la iglesia todo el tiempo. De todos modos, eran muy receptivos con los llamados de atención que hacíamos, lo que hizo el trabajo mucho más ameno para todos”, mencionó Josefina Basaure, quien colaboró en el campamento.
“El tema que más destacó es que el grupo de niños fue muy tranquilo y llevadero, quienes recibieron bien lo que les comentamos y siempre fueron participativos. Además, el grupo de colaboradores de este año también fue muy unido y solucionamos rápido cualquier problema, por lo que sentí que trabajamos muy bien en equipo”, destacó Vicente Langenbach, quien también colaboró durante el campamento.
Una vez finalizado el campamento el sábado 11 de enero, los niños se dirigieron de vuelta a sus hogares, algunos alegres por las experiencias vividas, mientras que otros tristes por tener que despedirse de sus amigos. Sin embargo, regresaron a sus casas con el corazón lleno y con el anhelo de volver a reencontrarse el próximo año en Puerto Fonck en el Campamento de Niños 2026.