Son las 08:00 hrs y ya empieza a haber movimiento en las distintas cabañas del campamento. Si bien aún queda media hora para levantarse, el ánimo de los niños es mayor y ya empiezan a conversar y prepararse para su día, con expectación por los eventos que se vienen.
Cuando ya son las 09:00 hrs, una larga fila de niños espera con ansias el preciado desayuno, la primera y más importante comida del día. Algunos son impacientes y llegan 10 minutos antes, mientras que otros, que tardan más en levantarse, llegan más tranquilos a esperar su turno. Sin embargo, todos tienen en común una sonrisa en su rostro, ya que saben que se viene una jornada muy entretenida en la orilla del lago Llanquihue.
Entre el 6 y 10 de enero se llevó a cabo el Campamento de Niños de nuestra Iglesia, el que es tradicionalmente realizado en Puerto Fonck. En esta ocasión, un total de 62 niños asistieron a las distintas actividades de este verano, destacando que un 70% de ellos correspondió a mujeres, superando ampliamente la presencia de hombres.
Este año, la pastora Hanna Schramm, junto con el pastor Eduardo Rojo, fueron los encargados de la realización de este campamento. Sin embargo, no estuvieron solos, ya que contaron con el fundamental apoyo de 10 colaboradores que también dirigieron las actividades programadas para los cuatro días y medio de campamento.
“Nos sentimos muy contentos al terminar el campamento con Eduardo, fue una experiencia muy bonita. Los niños tenían mucha energía y eran muy alegres, y nuestros colaboradores también hicieron un muy buen trabajo”, mencionó la pastora Hanna Schramm.
El pastor Eduardo Rojo, por su lado, también valoró el resultado del campamento. “Hubo un muy buen trabajo en equipo, el cual era muy diverso en habilidades y talento, por lo que nos complementamos. Los colaboradores tenían la camiseta bien puesta, incluso los más jóvenes”, destacó.
Cada campamento en Puerto Fonck tiene sus días y horarios organizados con distintas actividades, entre las que destacan aquellas al interior de la iglesia. El principal tema a tratar este año fue la juventud del rey David, centrándose en su unción para ser rey, su antigua labor de pastor de ovejas, su lucha contra Goliat, la importancia de su música y su amistad con Jonatán.
Para Marianne Junginger, una de las colaboradoras de este campamento, uno de los principales desafíos siempre ha sido captar la atención de los niños en temas de la Biblia que a veces pueden resultar complejos. “A veces había mucha conversación en la iglesia y los campistas estaban un poco inquietos, pero creo que las obras que realizamos los ayudaron mucho a interesarse y entender la historia del rey David”, mencionó.
Otra forma de explicar un tema complejo es también abordarlo desde una perspectiva personal, que fue una de las principales estrategias usadas por ambos pastores. “Quisimos que vieran esta historia desde su experiencia. ¿Cuáles son nuestros Goliat en la vida, es decir, nuestros desafíos? ¿Cómo nos ayuda la fe frente a ellos?”, explicó.
Por su parte, el pastor Eduardo Rojo reconoció que fue un desafío presentar estos temas a los niños, especialmente en un contexto posterior a las estrictas medidas frente al Covid-19. “Hace poco terminamos las mayores restricciones sanitarias por la pandemia y a los niños les cuesta retomar sus rutinas. Sin embargo, había ganas de retomar el contacto presencial como comunidad”, dijo.
Los campamentos en Puerto Fonck están dotados de numerosas actividades que los niños esperan con ansias. Después de almorzar, y tras el espacio de tiempo libre, se realizaron las alianzas, que correspondieron a distintos juegos, deportes, yincanas y otras competencias, además del esperado horario de playa.
Sin embargo, también hubo actividades especiales que sólo se realizaron una vez, como la presentación del tema principal del campamento, la caminata a orillas del lago, la noche de talentos, la búsqueda del tesoro y la fogata. Si bien todas cumplieron con las expectativas y ayudaron a formar lazos entre los niños, no todo estuvo exento de dificultades.
“Creo que uno de los grandes desafíos que tenemos en los campamentos de niños es lograr integrar a todos los niños en general, dado que hay algunos con 8 años y otros con 13, por lo que a veces se forman grupos. A pesar de eso, creo que con el pasar de los días se fueron integrando todos al final, lo cual también nos deja contentos”, explicó Marianne Junginger.
Finalmente, el 10 de enero compartieron por última vez en este campamento los distintos campistas, colaboradores y pastores en la localidad de Puerto Fonck, día en que los padres fueron a buscar a sus hijos. A pesar de la despedida, los niños volvieron alegres a sus casas después de haber compartido en entretenidas actividades, y con la esperanza de reencontrarse el próximo verano para vivir nuevas experiencias en comunidad.