“El hombre no llora!” Desde pequeños nos enseñaron a controlar nuestras emociones. Se nos enseña a suprimir nuestros sentimientos y no reconocer nuestras debilidades y limitaciones. Por otro lado, se nos alienta a alardear de nuestras características físicas, como la virilidad, la fuerza, la agresividad. El éxito profesional, el buen matrimonio y ser el proveedor de la familia complementan lo que es parte del papel del hombre en nuestra sociedad. Como escribe el Dr. Adilson Schultz, “cuando un hombre no tiene estas características, se le acusa de no ser un hombre y termina siendo castigado por eso”.
El estudio de las masculinidades, dentro de los estudios feministas y de género, surge para deconstruir este modelo hegemónico de masculinidad, ya que lo considera un ideal inalcanzable. También debe tenerse en cuenta que este modelo, conocido popularmente como “masculinidad tóxica”, además de ser perjudicial para hombres y mujeres, ayuda a perpetuar el sexismo y la desigualdad de género en todos los niveles sociales. Por esta razón, el estudio de las masculinidades es un aliado en la lucha para superar las desigualdades y en la búsqueda de la justicia de género.
¡El diálogo es la palabra clave! A menudo, los sentimientos que reprimimos, lo que sentimos y no queremos mostrar o hablar, terminan oprimiendo y oprimiendo a quienes nos rodean. Sirven como desencadenantes de una discusión o violencia y con mayor frecuencia se dirigen a las mujeres. Deberíamos hablar sobre lo que sentimos. El silencio debe ser roto. Pero para eso, necesitamos espacios seguros donde la discusión pueda estar libre de juicios.
La búsqueda de la justicia de género debe ser tarea de todas las personas, pero las Iglesias cristianas podrían ser espacios de bienvenida y diálogo, además de pedirnos que vivamos relaciones justas. Es parte del papel profético y es tarea de todas las personas tratar de superar completamente las desigualdades e injusticias, y construir un mundo de paz.
Felipe Hobus Vollrath
Es estudante de Teología en Faculdades EST/São Leopoldo. Investigador becado por el Programa de Género y Religión Ins/Est y miembro De la Iglesia Evangélica de Confesión Luterana de Brasil