El Edificio Wilton Paes de Almeida en el centro de São Paulo estuvo ocupado hasta ayer por familias pertenecientes al “Movimiento de moraduría y lucha por la justicia” una organización de personas que busca hacer visible el problema de falta de hogares en la gran capital del Estado de São Paulo en Brasil. Por razones de desorganización federal y estatal, durante todo el tiempo en que este edificio estuvo tomado por el movimiento de moradores, no se realizaron labores de mantención ni de prevención dentro del edificio. Los primeros 10 pisos del predio eran los que estaban siendo utilizados como vivienda y en la madrugada del 1 de mayo de 2018, en el quinto nivel se desató el incendio. Sin medidas de seguridad, probablemente todas las redes de agua cortadas, malas conexiones eléctricas y mucho material inflamable, el incendio se trasladó rápidamente por todos los pisos e incluso logró afectar a otras 8 construcciones aledañas.
Una de esas construcciones vecinas es la Parroquia Centro de la Iglesia Evangélica de Confesión Luterana de Brasil, un edificio de 110 años que marca con su existencia la historia social. Erigido solitario en 1907 en la Av. Rio Branco, luego de muchos cambios urbanos terminó compartiendo la esquina de la Av. Paisandú con el edificio de la Policía Federal de Brasil. El propio emplazamiento de un edificio de 26 pisos para la Policía Federal nos habla del paso del tiempo y el cambio de la realidad. Hace ya casi una decena de años, la policía se fue y más temprano que tarde el edificio contó con nuevos habitantes, las personas sin hogar.
Las redes de apoyo y amor de la comunidad luterana de la Iglesia Martin Luther de calle Rio Branco, también llegaron a estos nuevos vecinos a través del servicio diacónico. Pero no solo eso, por más de 100 años la iglesia del centro aportó estudiantes de teología y un gran número de laicos al servicio de la obra de Dios. Obra que no termina con la trágica destrucción del templo, pero que claramente quedará marcada por este hecho.
Lo sucedido no es más que evidencia del cómo la desigualdad social es capaz de afectarnos a todos en algún punto y también revela como la iglesia es parte y participante en la lucha por la justicia en el mundo como un actor relevante.
Hoy más que nunca la iglesia es necesaria en ese lugar como símbolo de la esperanza cristiana, las redes de apoyo luteranas no solo irán en ayuda de la comunidad que debe reconstruir su templo sino también alcanzarán a estas 70 familias que debieron ser reubicadas por haberlo perdido todo y que incluso lamentan la muerte de un ser querido.
La iglesia está construída sobre la roca y no cederá ante el colapso de lo material. Nuestro único fundamento es Cristo.
Felipe Sepúlveda.
Comunicaciones de la Iglesia Luterana en Chile.